sábado, 19 de noviembre de 2011

Vigencia de la Pirámide Invertida


José Francisco Sánchez (Doctor en Ciencias de la Información y profesor en la Universidad de Navarra, España)

La primera justificación para el uso de este formato textual se apoyaba en que los lectores querían conocer cuanto antes lo importante y, con este tipo de texto, se alcanzaba tal fin.

Ocurre, sin embargo, que los tiempos de la edad de oro del periodismo no son nuestros tiempos. Hoy en día, el periódico debe competir con la radio y la televisión, pero no puede hacerlo en un campo: la rapidez.

Como consecuencia, los lectores buscarán, como ya han comentado muchos profesionales y no pocos estudiosos, un ámbito de mayor profundidad en la información: no sólo los datos, sino también su sentido.

El público no buscará en el periódico cantidad -de datos, de informaciones, de hechos-, sino sobre todo calidad: que la información resulte verdaderamente relevante y que esté bien elaborada.

La segunda justificación tenía un carácter estrictamente utilitario para los propios profesionales: permitía un ajuste sin riesgo. Pero, en nuestros días, tal carácter resulta innecesario, porque los equipamientos informáticos permiten que el periodista controle su texto hasta el final o que escriba en un espacio prefijado.

La tercera justificación -que facilitaba la labor de titular- nunca ha sido relevante en nuestro ámbito cultural, puesto que en la mayoría de nuestros periódicos el redactor titula su propio texto.

Pero, aunque fuese de otro modo, tampoco parece una justificación suficiente para mantener una estructura con las deficiencias señaladas.

Por su parte, las posibles dificultades en la transmisión telegráfica o, ahora, electrónica, aparte de irrelevantes, no afectan al periódico, sino sólo a las agencias.

De hecho, aunque en los manuales de redacción periodística permanezca la insistencia en la pirámide invertida, se puede comprobar en la práctica que los mejores periódicos, en la medida en que dependen menos de las agencias, se alejan más del modelo textual de la pirámide.

Desde hace quince años, la línea que antes diferenciaba la noticia estricta y la crónica o determinados tipos de reportaje se está difuminando, como ya han reconocido varios autores, en favor de estos últimos géneros.

Como es obvio, esto no significa que la pirámide invertida deje de ser un tipo de texto válido para la transmisión de informaciones. Simplemente dejará de ser el único válido. Probablemente se reservará sólo para aquellos asuntos que por su peculiar naturaleza lo requieran: noticias de resultados, noticias de última hora de las que no es posible conseguir todas las circunstancias.

Ahora bien, salir de la pirámide invertida es más caro. Es más fácil llenar el periódico con muchos textos de ese tipo que con algunos textos de mayor calidad, fruto de una selección cuidada y tratados en profundidad. Esta supone una mayor inversión de tiempo por cada redactor y supone, además, una mejor formación de los periodistas. Pero éste es ya otro asunto.

¿Hay que contar historias?

Aunque sin duda la pirámide invertida es un buen método de redacción, no debemos ser rígidos en exceso; a veces podemos variar esta estructura dependiendo de cada hecho.
Algunos escritores de renombre, como Joe Sugarman, afirman que contar historias es mejor para conseguir la atención de lector. Por contar historias se refiere a que, el objetivo de un párrafo, es que leas el siguiente para que, de esta forma, llegues al final del texto. Entonces ¿cuándo debemos utilizar un método u otro? Como ya he mencionado antes, dependerá del hecho.

Según Sugarman, si necesitas educar al lector sobre un nuevo producto/servicio opta por contar historias. Si, por el contrario, escribes sobre temas que el lector ya conoce o medios que al lector le son familiares, el método de la pirámide invertida resultará más apropiad

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