sábado, 19 de noviembre de 2011

¿Y después del título?


Casi siempre es más cálida y contundente una palabra corta que una larga.

En los diarios de habla inglesa, los titulares son más cortos y exigen que el periodista sea ingenioso para buscar las palabras que se acomoden al diseño y que capten mayor atención.

En los diarios de habla castellana, en general, los titulares son más largos y más rigurosos.

Los titulares tienen que conmover, llamar la atención, ser sugerentes. Los titulares fríos hacen un periódico plano. La sonoridad de las palabras contribuye a dar o restar importancia a un hecho.

Mientras un periódico de los llamados serios diría “fulano habla”, en un periódico de técnica popular se diría “fulano rompe su silencio”, así lleve sólo siete días sin hablar; en lugar de decir “entrevista con fulano”, diría “fulano se confiesa”, y para decir “dudas sobre tal o cual cosa” titularía “polémica por tal o cual cosa”.

Otro ejemplo de términos calientes es el lenguaje del fútbol, porque utiliza mucho la fuerza de las erres, que son muy sonoras. Por ejemplo: remate, rebote, barrera y cierre.

La titulación está muy relacionada con los géneros periodísticos. La manera de titular nos da pistas sobre si un texto es una noticia, una crónica o un reportaje. Algunos recursos para titular son la paradoja, la contradicción o las palabras de doble sentido.

Por ejemplo, en un reportaje sobre el éxito de los bomberos entre las mujeres, un periódico tituló: “Bomberos que encienden”. Aquí se usó una palabra que tiene relación con el contexto de los bomberos y se aprovechó su doble sentido.

Siempre hay que tener cuidado, la palabra debe funcionar en ambos sentidos. Por ejemplo, para el matrimonio de dos trapecistas en un circo, no sirve titular “Amor en la cuerda floja”, porque uno de los dos sentidos no concuerda. Este titular serviría en el caso de que fuera una separación.

Otros ejemplos que funcionan son: “A la telefónica se le cruzan los cables”, para referirse a problemas en la compañía telefónica, o “Tyson contra las cuerdas”, cuando el boxeador fue acusado por un mujer de haberla violado.

Otra técnica de titulación en reportajes es el juego de palabras, como por ejemplo “Lío de Janeiro”, para referirse a una situación difícil en la ciudad brasileña. Durante los Juegos Olímpicos de Barcelona el diario El País publicó, en su suplemento, varios títulos que jugaron con la metáfora, la paradoja o la contradicción.

¿Y DESPUÈS?

Después de definir un buen titular es importante desarrollar una buena entrada. El lead o copete de un texto periodístico compite con un croissant, con un panecillo, porque la gente está desayunando y leyendo. Así de dura es la competencia y por eso la primera aproximación del texto debe mostrar qué estilo de música se va a tocar.

Empezar con una frase corta y directa, de no más de una línea de extensión y que tienda a la interpretación, es un arranque de impacto. Un ejemplo es: “El golpe de Beta se sentirá hoy en San Andrés y Providencia. La tormenta tropical, próxima a convertirse en huracán, se desplaza con vientos de 100 kilómetros por hora hacia las dos islas colombianas y amenaza también las costas de Nicaragua”.

No hay que tener la obsesión de ponerlo todo en la entrada. Hay que evitar los párrafos largos porque cuando el lector los ve extensos se predispone a que el artículo va a ser aburrido. Por eso una de las claves es manejar oraciones simples, sin subordinación.

Tampoco se puede dejar de lado que el lead o copete tiene que arrancar contando la historia de nuevo, no debe ser una continuación de la bajada o entradilla. Es el texto el que debe contener todas las partes de un titular y los destacados no se eliminan.

El orden lógico para empezar un texto es: sujeto, verbo, predicado. Iniciar con un complemento circunstancial es un error. Por eso no se recomienda empezar con frases que indiquen lugar, tiempo, modo, causa, cantidad, instrumento, medio, compañía o finalidad.

Después de definir el titular y redactar una entrada atractiva, normalmente el editor encuentra necesario acortar los textos. La edición debe empezar por los adverbios terminados en mente y con los pleonasmos que producen los verbos antes de un participio.

Frases como “durante el día de hoy”, se pueden reemplazar simplemente por “hoy”.

Evitar frases que suenan bonito pero no aportan: “fulanito nunca se imaginó esta mañana cuando salió a su trabajo que iba a sufrir un accidente”. Es obvio que nunca se lo imaginó, de lo contrario se habría quedado en casa.

En el texto sólo se debe incluir lo relevante: “Fue un día cualquiera”…si fue un día cualquiera ¿para qué lo contamos?

Tampoco se debe abusar de frases entrecomilladas que muchas veces no tienen nada de especial.

Recomendaciones:

-El periodista no debe suponer que el lector se acuerda de una noticia publicada anteriormente. Lo que se publique debe entenderlo un marciano que abre por primera vez el periódico.

-No hay que asumir que el lector no es experto en economía, en deportes o en política. No se debe pensar que hay un lector especial para cada sección. Hay que buscar que quien no sepa de economía entienda una nota económica y quiera aprender del tema.

-Precisión en los datos. “Los sectores populares consumen más productos importados que en el pasado”. ¿Qué es el pasado?, es necesario dar una fecha.

“Un buen puñado de instituciones”. ¿Cuánto es un buen puñado?, es necesario dar una cifra o un dato que de idea de la cantidad. Hay que evitar términos como “un grupo”, “varios”, “diversos”, “numerosos”.

Si no se tiene la cifra exacta, hay que dar una aproximación: “una treintena”, “una quincena”.

-Todo lo que es cuantificable hay que ponerlo. En lugar de “un hombre alto”, “un hombre de 1,90”. Y en lugar de “apenas unos días después”, “tres días después”.

-Los datos deben estar relacionados con algo. “Se importaron 6 mil toneladas de leche en polvo”. ¿Eso es mucho o es poco?

-Cuanto más se acerque el verbo al presente, mejor. “El gobierno ha decidido tomar precauciones”. “El gobierno ha tomado precauciones”. “El gobierno toma precauciones”.

-Es mejor escribir “a causa”, o “como consecuencia”, que escribir “a consecuencia”.

-Hay que evitar el abuso del verbo dejar. “El terremoto dejó…” es mejor utilizar causó. Porque dejar implica que pasó por aquí, dejó algo y siguió su ruta.

-El uso de las comas puede cambiar el sentido de la oración. Cuando decimos “el jugador del Real Madrid, Ronaldo, se lesionó” es como si él fuera el único jugador del Real Madrid. Lo correcto es no poner su nombre entre comas.

-El abuso de la frase “llevó a cabo” se debe evitar. Un congreso no se lleva a cabo, se reúne, se clausura o se inaugura.

-Hay que huir de los “podría”, “al parecer”, “puede”, “terminaría” o “habría”. “Habría” significa que no hay, no significa posibilidad, es una negación, algo que pudo haber ocurrido, pero no ocurrió.

“Habría ido si me hubieras invitado”, significa que no fui. “Según los testigos, este tipo se habría robado el dinero”, no es real, no se lo robó, quiere decir que lo habría robado si hubiera podido, y además da la sensación de rumor.

-El uso de la palabra “desde” indica un inicio y por lo tanto una duración. “Desde el jueves tuvo que mudarse de departamento”, quiere decir, el jueves, el viernes y así sucesivamente. Lo correcto es escribir “el jueves tuvo que mudarse de departamento”.

-La palabra ‘anciano’ es conflictiva, se recomienda usar la edad exacta o aproximada. “Una persona de 80 años”.

-Las expresiones de “don” y “doña” sólo se usan en historias coloquiales, en crónicas amenas.

-Poner el verbo en plural o singular después de palabras como mayoría o 15 por ciento es válido sólo según el contexto. “El 15 por ciento de las mujeres está embarazado”, puede referirse al 15 por ciento de su cuerpo, que es diferente al “15 por ciento de las mujeres están embarazadas”.

-Se debe diferenciar entre el momento en el que se escribe y el momento en el que se lee. Escribir “en las próximas 24 horas” no significa nada, porque ¿cuáles son las próximas 24 horas para el lector? Tendría que ponerse “durante el martes”. Tampoco está bien decir “las últimas horas”.

-Lo que es futuro para el periodista es pasado para el lector. Cuando se escribe algo que va a pasar entre el momento en que se escribe y el que se lee, se debe usar el futuro compuesto. No se puede decir que un tenista que jugó en la madrugada en Australia ya disputó la final, porque pudieron suspender el partido. En ese caso lo correcto es escribir “habrá disputado la final en la madrugada”.

-El sonido del “e” antes de “i” es cacofónico, por eso es preferible cambiar los términos. “Blancos, negros e indígenas” se puede cambiar por “Indígenas, blancos y negros”.

-Es redundante escribir hace 25 años atrás. ‘Hace’ y ‘atrás’ remiten al pasado, por ende lo correcto es escribir: ‘hace 25 años’ o en su lugar ‘25 años atrás’, pero no utilizar de manera simultánea ambos términos.

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